INDONESIA | 24 DE MARZO DE 2014
La criatura, conocida
como civeta asiática, es enjaulada y alimentada únicamente con bayas de café
para que cuando su cuerpo las procese puedan ser utilizadas como el ingrediente
clave del lujoso producto. La activista Ashley Fruno, de la organización
Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA), afirma que: "es una
industria casi sin regulación. Hay poblados en Indonesia en los cuales toda la
población está involucrada en la producción del café de civeta, cada familia
suele tener de 10 a 20 animales enjaulados".
El mamífero se alimenta
de manera esporádica de bayas de café cuando está en libertad, pero al ser
capturado por los fabricantes consume en un mes los granos de cafe que comería
en todo el año. Además, son hacinados en jaulas, privados así de la compañía
del resto de su especie. "Esas condiciones causan que los animales
desarrollen deficiencias nutricionales, pierdan su pelaje y sean proclives a
sufrir enfermedades", afirma la activista. Los granos son recolectados de
las heces del animal, puesto que las bayas ingeridas pasan por el proceso
gástrico-intestinal del animal, el cual le aporta al brebaje las
características que lo hacen único. Después de esto, el grano es tostado y
comercializado. El exótico manjar puede alcanzar en el mercado el precio de 500
dólares por kilo.
La industria cafetera
argumenta que el metabolismo de este mamífero es capaz de aprovechar la pulpa
de la baya, ya que la semilla no la digiere y la devuelve, más rica. Una civeta
es capaz de digerir al día un promedio de 25 granos, lo cual hace el proceso
lento. Pero en la mayoría de las granjas productoras se sobrepasa esa cantidad
abusando el animal. El café “Kopi luwak”, o café de civeta, alcanza su alto
precio mediante ese sacrificio.
¿Quién los protege?
En un video realizado por
PETA, durante una estadía de tres meses en granjas de Filipinas e Indonesia, se
aprecian las duras condiciones de la especie. Sin embargo, las autoridades no
hacen nada respecto al maltrato al cual son sometidos los felinos. A pesar de
que la mayoría de los animales son capturados de manera ilegal, "las leyes
de protección de animales salvajes en los países donde se produce el café de
civeta - en su mayoría Indonesia, Filipinas y Vietnam - son pobres o difíciles
de aplicar", asegura Ashley Fruno.
Después de estar
encerrados por algún tiempo, junto con una alimentación alta en cafeína, los
animales empiezan a mostrar comportamientos erráticos: dan vueltas en sus
jaulas de manera frenética, muerden los barrotes, mueven constantemente la
cabeza y sufren de depresiones que los pueden llevar a la muerte. Aunque muchas
granjas aseguran que después de tres años los animales son liberados, los
investigadores dudan que puedan sobrevivir tras la pérdida de sus habilidades y
ambiente natural.
Opinan los empresarios
Daryad Hadi, socio
propietario de la granja Che Nung Kopi Luwak de Lampung, en la isla indonesia
de Sumatra, rechaza las acusaciones de PETA: "Las civetas no son dañadas
en nuestras instalaciones. Todos los animales reciben alimentos nutritivos,
incluida fruta. Nunca las forzamos a comer bayas de café. Ellas solo comen los
granos tras haber disfrutado de una comida adecuada", declaró Hadi al
diario "The Jakarta Post".
Hadi asegura que en su
granja alrededor de unas 20 civetas pueden digerir y expulsar hasta 300 kilos
de café al mes para ser procesado. El empresario además rechaza la idea de
recoger el producto en el hábitat natural de los animales, puesto que no se
podría certificar su calidad o condición. "Cuando hay demanda de un
producto animal, la realidad es que el beneficio económico prevalece. A pesar
de que sea imposible mantener viable esta industria colectando los granos de
los animales salvajes", critica la activista de PETA respecto a las marcas
que se autopromocionan como de "origen silvestre".
Fuente: Noticias
Caracol
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