TOKIO | 10 DE JULIO DE 2013
La Autoridad de
Regulación Nuclear de Japón (NRA) indicó hoy que tiene la “firme sospecha” de
que el agua altamente radiactiva que se concentra en la accidentada central
nuclear de Fukushima se está filtrando al suelo y al mar frente a la planta. “Debemos
hallar la causa que hay detrás de estos altos niveles de contaminación y
establecer las medidas prioritarias para solucionarlo”, dijo el presidente del
NRA, Shunichi Tanaka, a la agencia Kyodo. Tanaka hizo estas declaraciones
después de que en los últimos días los niveles de concentración de cesio y
estroncio radiactivos en muestras de aguas subterráneas tomadas en las
instalaciones de Fukushima se hayan disparado. En estos momentos, el principal
reto para desmantelar la central es la acumulación en el subsuelo de los edificios
que albergan los reactores nucleares de agua contaminada, líquido que se
incrementa a diario por la filtraciones del sistema de refrigeración y de agua
subterránea proveniente de las zonas colindantes.
A pesar de que por el
momento se desconocen las causas del incremento sustancial de los niveles de
contaminación de este agua, la compañía considera que el foco puede ser un pozo
junto al mar. Sin embargo, la NRA considera que este puede no ser el único
origen de estos niveles. Las muestras de agua subterránea analizadas ayer por
la operadora de la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), registraron niveles
de materiales radiactivos hasta 100 veces más altos con respecto a las pruebas
realizadas el pasado viernes. La muestra contenía 11.000 becquereles de
cesio-134 por litro y 22.000 becquereles de cesio-137 por litro. En este agua
había 900.000 becquereles de otras sustancias que emiten radiación beta, como
el estroncio. TEPCO ha adoptado medidas para sellar este agua contaminada en
zonas de la central, aunque según el NRA la empresa no puede controlar la
propagación de todos los materiales contaminados al mar o al suelo. La
eléctrica ha indicado que por el momento no ha detectado “un impacto
significativo” en el entorno.
Fuente: El
Nuevo Herald
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