Por: Yaiza Martínez
EE UU | 26 DE ABRIL DE 2013
Un estudio con monos
vervet ha demostrado que los individuos de esta especie se adaptan rápidamente
a las costumbres de grupos nuevos, aunque sean distintas a sus costumbres
originales. Por otra parte, una investigación con ballenas jorobadas ha
constatado que estas aprenden unas de otras nuevas técnicas de caza.
Los
hallazgos revelan que la transmisión cultural no es exclusiva del ser humano
sino que también se encuentra en el mundo animal, y que se puede aprender mucho
sobre las fuerzas que han impulsado la evolución de nuestra propia cultura a
partir del análisis de otras especies.
La tendencia humana a adoptar el
comportamiento de otros ha sido detectada también en primates no humanos por
investigadores de la Universidad de St Andrews, en Escocia. Los
científicos Erica van de Waal, Andrew Whiten y Christèle Borgeaud analizaron el
comportamiento de monos vervet, una especie de primate catarrino de la familia
Cercopithecidae ampliamente distribuida por el África subsahariana, para tratar
de determinar hasta qué punto las crías de esta especie se ven influenciadas
por los hábitos de sus madres.
En estas observaciones, sin embargo, constaron
un hecho bastante sorprendente (no relacionado con las crías): los monos vervet
macho y adultos que migran a nuevos grupos se adaptan rápidamente a las normas
sociales de sus nuevos compañeros, incluso cuando estas normas no tienen
sentido para ellos.Whiten explica sobre este hallazgo en un comunicado de la
Universidad de St Andrews que esta inconstancia de los machos –su voluntad de
cumplir con las normas locales, a pesar de sus propias costumbres- puede
parecer una respuesta sin sentido. "Pero después de todo, los seres
humanos se comportan del mismo modo cuando se adentran en culturas que les son
ajenas”. El estudio ha sido señalado ya por los principales expertos como una
rara prueba de "transmisión cultural" entre primates salvajes.
Allá donde fueres…
Los hallazgos, que han
aparecido detallados en Science, podrían ayudar a explicar la
evolución del deseo humano de conocer las costumbres locales cuando se visita
un nuevo lugar o una nueva cultura. Este comportamiento adaptativo tendría
“sentido en la naturaleza, ya que el conocimiento de los otros a menudo es la
mejor guía de comportamientos óptimos en cada entorno”, añade Whiten.
En
una primera fase de su investigación, los científicos proporcionaron a dos
grupos de monos salvajes maíz teñido de dos colores (rosa y azul), uno de ellos
con un sabor repugnante. Así, un grupo aprendió pronto a comer uno y a rechazar
otro; y en el otro grupo ocurrió a la inversa. Las crías nacidas en ambos
grupos comían maíz del mismo color que comían sus madres. Pero los machos
adultos recién llegados a cada grupo (los monos vervet migran entre grupos en
la época del celo) pasaron a elegir el maíz preferido por sus nuevos
compañeros, aunque en su grupo original se comiera el maíz del otro color.
Nueve de cada diez machos optaron por esta actitud, a pesar de sus propias
costumbres.
Según Erica van de Waal: "La voluntad de los machos
inmigrantes de adoptar las preferencias de sus nuevos grupos nos sorprendió a
todos. El comportamiento de imitación constatado -tanto en crías como en machos
adultos- revela la potencia y la importancia del aprendizaje social en primates
salvajes, que llegan incluso a conformarse, una actitud tan conocida entre los
seres humanos ".
La deslumbrante inteligencia
de las ballenas
Un
segundo estudio de la Universidad de St Andrews ha revelado, por otra parte,
que las ballenas jorobadas son capaces de transmitirse unas a otras
técnicas de caza, del mismo modo que lo harían los humanos. En este caso, los
científicos descubrieron que una nueva técnica de caza se ha extendido al 40%
de los individuos de una población de ballenas jorobadas en menos de 30 años,
informa dicha Universidad en otro comunicado.
Los resultados de este estudio
también se han publicado en Science. La comunidad de ballenas jorobadas
de Nueva Inglaterra, EEUU, se vio en la necesidad de buscar nuevas presas tras
la decadencia de las poblaciones de arenque -su principal alimento- sufrida en
la década de 1980. La solución que idearon las ballenas entonces fue la de
golpear el agua con sus colas para aturdir a sus presas y comérselas con
facilidad. Esta técnica se ha extendido a través de la población mediante la
transmisión cultural, aseguran los investigadores. Lucas Rendell, profesor de
la Escuela de Biología de la Universidad de St Andrews y uno delos autores del
estudio, afirma que: "Nuestro estudio demuestra realmente cómo la
transmisión cultural es fundamental en las poblaciones de ballenas jorobadas.
Los individuos de esta especie no aprenden unos de otros solo de sus famosos
cantos, sino que además adquieren un conocimiento de técnicas de caza que les
permite contrarrestar los efectos de los cambios ecológicos ".
El equipo
aplicó una técnica de análisis de difusión en red para determinar los patrones
de propagación de información en las redes sociales de estas ballenas. Sus
observaciones demostraron que este nuevo comportamiento se había extendido por
transmisión cultural, siguiendo el mismo proceso que subyace a la diversidad de
la cultura humana. Los datos de la investigación fueron recogidos desde las
numerosas embarcaciones que, destinadas a la observación de ballenas, patrullan
las aguas del Golfo de Maine (situado en el océano Atlántico, en la costa
noreste de Norteamérica) durante el verano.
Los
científicos afirman que se puede aprender mucho sobre las fuerzas que impulsan
la evolución de la cultura, buscando fuera de nuestro propio linaje ancestral,
a través del estudio de atributos similares en grupos que se han desarrollado
en un ambiente radicalmente diferente al nuestro, como el grupo de los
cetáceos. Por otro lado, los investigadores creen que sus resultados refuerzan
el argumento de que los cetáceos - ballenas y delfines- han desarrollado
capacidades culturales sofisticadas.
Chimpancés cultos
Estos
estudios sugieren que existe cultura entre los animales, a pesar de que se
tiende a pensar que esta es un atributo exclusivo del ser humano. En 2011, un
artículo publicado en Nature bajo el título: “Simios en
África. Los chimpancés cultos”, en el que también se hablaba de trabajos realizados
por los científicos de St Andrews, señalaba que existe un creciente
reconocimiento del hecho de que muchos animales exhiben algún tipo de cultura.
En
concreto, los chimpancés, que comparten el 98% de sus genes con los humanos,
presentan el conjunto más variado de comportamientos culturales documentados
del mundo animal. Estos comportamientos destacan por su diversidad: algunos
chimpancés bailan lentamente al inicio de las tormentas y otros no los hacen;
algunos usan varas largas –y otros varas cortas- para sacar hormigas de los
hormigueros... ¿Por qué no todos hacen las mismas cosas? En el artículo
de Nature se explicaba que estas diferencias podrían tener su
origen en una combinación de factores: por un lado los genes, por otro la
ecología o la presión del entorno. Pero parece que existe un tercer factor: la
transmisión social de los conocimientos.
Este ultimo hace que “la diferencia
entre humanos y animales resulte cada vez menos clara”.
Fuente: Tendencias21
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