WASHINGTON | 3 DE ABRIL DE 2014
Las vistosas rayas
blancas y negras de las cebras han motivado diversas teorías para explicar su
origen y función. Desde que Alfred Russel
Wallace y Charles Darwin debatieron sobre la cuestión, hace siglo y medio, se
han propuesto diversas hipótesis para las rayas de cebra: se ha aventurado que
son una forma de camuflaje, un mecanismo de gestión del calor, un indicador
social o incluso un medio de evitar el ataque de parásitos. Ahora, un nuevo
estudio de la Universidad de California, tras examinar este rasgo de forma
sistemática, ha expuesto la respuesta a una pregunta que ha intrigado a los
científicos durante siglos.
La investigación,
publicada en la revista Nature Communications, afirma que estos animales fueron
desarrollando este particular diseño en su cuerpo para evitar el ataque de
insectos, quienes eluden las superficies rayadas en blanco y negro. Luego
de estudiar los diferentes ecosistemas en los que existen cebras, el profesor Tim
Caro y sus colegas descubrieron que en los lugares del mundo donde existen más
moscas, estos animales tienen rayas, y donde el riesgo de picaduras por moscas
es menor, simplemente no las tienen.
El equipo estudió primero
la distribución geográfica de las siete especies existentes de cebras, caballos
y asnos, así como de sus subespecies, señalando el espesor, la ubicación y la
intensidad de las heridas que mostraban en sus cuerpos. Su siguiente paso fue
comparar la distribución geográfica de estos animales con la de los grandes
depredadores de los que tenían que defenderse, la temperatura local y las áreas
por las que se extienden distintos insectos.
Después examinaron dónde
se superponen los animales rayados y estas variables. Tras el análisis de las
hipótesis planteadas, los científicos descartaron todas menos una: la
posibilidad de que se tratara de un arma frente a dos moscas chupadores de
sangre: tábanos y tse-tsé.
«Me quedé sorprendido por
los resultados», admite Caro, profesor de Biología de la Universidad de
California Davis. «Una y otra vez, se produjo una mayor creación de bandas
corporales en équidos de aquellas partes del mundo donde los ataques de las moscas
resultan más molestos».
Si bien la distribución
de la mosca tsé-tsé en África es bien conocida, no existen mapas de tábanos. A
falta de ellos, los investigadores marcaron los lugares donde se daban las
mejores condiciones para su desarrollo. Y así encontraron que la creación de
bandas está muy asociada con varios meses consecutivos de condiciones ideales
para la reproducción de los tábanos.
¿Por qué las cebras si y otros mamíferos no?
El estudio encontró que, a diferencia de otros mamíferos africanos,
con pezuña que viven en las mismas áreas que las cebras, el pelo de éstas es
más corto que la longitud del aparato bucal de las moscas que pican, los que
les hace particularmente susceptibles a la irritación por mordedura de estos
insectos.
El trabajo experimental
de los científicos había demostrado previamente que estas moscas que pican,
incluidos los tábanos y las tse-tsé, tienden a evitar las superficies rayadas
en blanco y negro. Incluso, de acuerdo con el diario The Guardian, desde 1930
se ha sugerido esta relación.
Y es que para las cebras
no es un asunto menor protegerse de esta aparente molestia menor. Las moscas
transmiten enfermedades fatales y algunas especies de moscas pueden llegar a
restar de sus cuerpos cantidades considerables de sangre. Aunque Caro y sus colegas
han logrado confirmar que la evolución de las cebras ha sido en parte
condicionada por la presencia de moscas, aún hace falta demostrar por qué el
sistema visual de éstas no soporta las rayas.
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