VIENA | 2 DE ABRIL DE 2014
Un nuevo estudio de la
ONU, presentado hoy en Viena, califica como "probable" que no
aumenten las tasas de cáncer en Japón tras el accidente nuclear de Fukushima en
2011, aunque sí reconoce la posibilidad de un incremento del riesgo de cáncer de
tiroides entre los niños más expuestos a la radiación.
El estudio del Comité
Científico de la ONU sobre los Efectos de las Radiaciones Nucleares (UNSCEAR)
destaca que no habrá cambios perceptibles en las tasas de cáncer, en
enfermedades hereditarias y en nacimientos con malformaciones causados por el
accidente sucedido en marzo de 2011, el más grave en el último cuarto de siglo.
UNSCEAR llega a esta conclusión tras analizar las exposiciones estimadas a la
radiación a la luz de los actuales conocimientos científicos, y destaca que la
rápida evacuación de la población cercana tras la catástrofe, desencadenada por
un terremoto y posterior tsunami, logró minimizar el impacto.
"La gente
está preocupada con razón por el impacto en su salud y la de sus hijos",
señala en el informe Carl-Magnus Larsson, presidente de UNSCEAR. "En base
a esta evaluación, sin embargo, el Comité no espera cambios significativos en
las futuras estadísticas de cáncer que puedan atribuirse a la exposición de la
radiación del accidente", agrega el experto sueco.
Sin embargo, los expertos
de la ONU advierten de "la posibilidad teórica de que pueda aumentar el
riesgo de cáncer de tiroides entre los niños más expuestos a la
radiación", por lo que piden que se siga de cerca la situación en Japón. El
comité de Naciones Unidas recuerda en el mismo informe que el cáncer de
tiroides es inusual entre menores y que "su riesgo normalmente es muy
bajo". Respecto al efecto en el medioambiente, el estudio indica que el
impacto a largo plazo es "insignificante" para el ecosistema marino
de la zona litoral próxima a la central nuclear.
El pasado noviembre los
análisis médicos detectaron 26 casos de menores con cáncer de tiroides en la
prefectura de Fukushima, mientras que otros 32 menores han presentado síntomas
de esta enfermedad. Los médicos japoneses apuntan que aún es pronto para saber
si estos casos están relacionados con el accidente nuclear de 2011.
Tras el
accidente nuclear de Chernóbil (Ucrania) en 1986, el peor de la historia, se
confirmaron cerca de 6.000 casos de cáncer de tiroides en menores, que aparecieron
unos cuatro o cinco años después de la catástrofe y que se atribuyeron en su
mayoría al consumo de leche contaminada. Al contrario que en la antigua Unión
Soviética, las restricciones impuestas al consumo de ciertos alimentos por
parte de las autoridades japonesas habría contenido el impacto del cáncer de
tiroides entre menores, han repetido numerosos expertos.
Fuente: El
Diario.es
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