Por: Stephen Leahy
UXBRIDGE | 16 DE FEBRERO DE 2013
Los científicos han descubierto que, cuando el
permafrost (hielo permanente) se derrite y el carbono atrapado en él se libera
y queda expuesto a la luz del sol, se convierte en dióxido de carbono a un
ritmo más acelerado de un 40 por ciento. «Esto realmente cambia el rumbo del
debate» sobre cuándo y cuánto carbono se liberará a medida que el permafrost se
derrita debido a temperaturas aún más altas en el Ártico, plantea la
investigadora Rose Cory, de la Universidad de Carolina del Norte. Hay 13
millones de kilómetros cuadrados de permafrost en Alaska, Canadá, Siberia y
partes de Europa.
Un estudio de 2011 estima que el recalentamiento
planetario podría liberar suficiente carbono del permafrost para elevar en tres
grados la temperatura del globo además del producido por las emisiones humanas
derivadas del petróleo, el gas y el carbón. Las emisiones humanas están
causando un recalentamiento que se dirige a los cuatro grados, ha avisado esta
semana la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Se requiere una rápida
«descarbonización del suministro eléctrico» para evitar ese futuro, señala la
entidad al divulgar un nuevo libro titulado «Electricity in a
Climate-Constrained World» (La electricidad en un mundo climáticamente
limitado).
Según el libro «Las
soluciones son bien conocidas: una mayor eficiencia energética, más
investigación y desarrollo de la producción de energía de bajo carbono, y
ponerle un precio realista al carbono». Las proyecciones de la AIE no
incluyen las emisiones de carbono del permafrost. Los modelos climáticos
tampoco, dice Cory. Y nadie ha tomado en cuenta el reciente descubrimiento de
que la luz del sol acelera la conversión de carbono antiguo en dióxido de
carbono. «En este momento estamos intentando ahondar en este hallazgo para
obtener una estimación de cuánto carbono más podría liberarse», explica. Cory y sus colegas han estudiado lugares del Ártico
en Alaska donde el permafrost se está derritiendo y haciendo colapsar la
superficie de tierra que lo recubre, formando hoyos erosionales y
deslizamientos de tierra, y exponiendo a la luz del sol suelos enterrados desde
hace mucho tiempo. Concluyen que la luz solar aumenta por lo menos en un 40 por
ciento la conversión bacterial del carbono del suelo expuesto en dióxido de
carbono, en comparación con el carbono que permanece en la oscuridad.
El equipo publica sus hallazgos en un artículo
publicado el 11 de febrero en la versión de Internet de la revista
estadounidense Proceedings of the
National Academy of Sciences «Esto significa que el carbono del permafrost
es potencialmente un enorme factor que ayudará a determinar cuán rápidamente se
calienta la Tierra», dice el coautor del informe George Kling, de la
Universidad de Michigan. «No podemos decir a qué velocidad este carbono del
Ártico retroalimentará el ciclo global del carbono y acelerará el calentamiento
climático sobre la Tierra, (pero) el hecho de que estará expuesto a la luz
significa que ocurrirá más rápido de lo que pensábamos», señala Kling en un
comunicado.
Una vez que el Ártico se caliente lo suficiente, las
emisiones de carbono y metano derivadas del derretimiento del permafrost
iniciarán una retroalimentación que amplificará el actual ritmo del
calentamiento, había dicho ya el científico Kevin Schaefer, del Centro Nacional
de Datos sobre Nieve y Hielo (NSIDC, por sus siglas en inglés) de Boulder, en
el central estado estadounidense de Colorado.
No hay estimaciones precisas sobre las emisiones de
metano, un gas cuyo efecto invernadero es 40 veces más potente que el del
dióxido de carbono. El metano puede tener un gran impacto sobre las
temperaturas a corto plazo, dijo Schaefer. En 2011, su investigación mostró que
faltaban apenas entre 15 y 20 años para que el permafrost llegara a su «punto
de inflexión». A la luz del descubrimiento de Cory, ahora esto tendrá que ser
revisado. La única pregunta es cuánto se adelantará.
Hay que prepararse para un mundo cinco grados más
caliente, dice Robert Watson, expresidente del Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Al hablar este martes ante los
presentes en un simposio en Londres, Watson, director científico del Centro
Tyndall para la Investigación sobre el Cambio Climático, dijo que el mundo ha
perdido su oportunidad de permaecer por debajo de los dos grados. «Todas las
evidencias, en mi opinión, sugieren que vamos rumbo a un mundo (con un
recalentamiento de) entre tres y cinco grados», señaló Watson en el simposio.
Cuando fue presidente del IPCC, entre 1997 y 2002,
existía gran optimismo en cuanto a que habría un acuerdo mundial para limitar
las emisiones contaminantes. «Esperábamos que las emisiones no aumentaran al
ritmo tremendo en que lo están haciendo ahora», dijo al servicio británico de
noticias Climate News Network. Ahora, «todas las promesas del mundo, que en
cualquier caso es improbable que cumplamos, no nos darán un mundo con un
(recalentamiento) de apenas dos grados».
Fuente:
EuroXpress
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