REINO UNIDO | 7 DE FEBRERO DE 2013
Los expertos de la Universidad de Newcastle (Reino
Unido) descubrieron que los erizos de mar utilizan níquel para aprovechar el
CO2 del mar y fabricar su caparazón calcáreo, según afirman en un estudio
publicado hoy en la revista Catalysis
Science & Technology. La
física Lidija Siller señaló que el hallazgo se hizo "totalmente por
casualidad" y les llevó a añadir diminutas partículas de níquel a una
solución de agua con CO2 y vieron cómo el dióxido de carbono desaparecía
completamente.
En presencia de un catalizador de níquel, el CO2 se
convierte en carbonato de calcio o de magnesio, un mineral inocuo presente en
la corteza terrestre y que se utiliza en el sector de la construcción para
fabricar cemento y otros materiales y en los hospitales para hacer escayolas,
según el estudio. El carbonato de calcio es el principal componente de la tiza
y de los caparazones de muchos organismos marinos. El método ideado por los
expertos británicos consiste en hacer que el CO2 liberado a la atmósfera por
las industrias pase directamente de la chimenea de la fábrica a una columna de
agua rica en nanopartículas de níquel y en recuperar posteriormente el
carbonato de calcio sólido que se depositaría en el fondo.
"Este proceso no funcionaría en todos los casos
ya que no podría adaptarse al tubo de escape de un automóvil, pero es una
solución efectiva y barata que podría estar disponible a nivel mundial para
algunas de nuestras industrias más contaminantes y tener un impacto
significativo en la reducción del CO2 en la atmósfera", según Siller. En
la actualidad, las propuestas para deshacerse del CO2 consisten en capturarlo e
inyectarlo bajo tierra en formaciones rocosas, algo que plantea el peligro de
que se produzcan escapes.
La alternativa es convertir el CO2 en carbonato de
calcio o de magnesio, lo que ya puede hacerse empleando una enzima de anhidrasa
carbónica, que es inactiva en medios ácidos y efectiva durante poco tiempo, por
lo que es un sistema mil veces más caro que el níquel, según el autor principal
del estudio, el estudiante de doctorado en ingeniería química Gaurav Bhaduri. "La
belleza de un catalizador de níquel es que sigue funcionando independientemente
del pH y gracias a sus propiedades magnéticas puede ser recuperado y utilizado
una y otra vez", además de que el producto derivado -el carbonato- es útil
e inocuo para el medio ambiente, señaló.
Fuente: Noticias
Terra
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