ESPAÑA | 1 DE SEPTIEMBRE DE 2014
El consumo mundial de
carne y productos lácteos debe reducirse significativamente en los próximos
años para que se proteja el medio ambiente y se logre garantizar la demanda
futura de alimentos, de acuerdo a un estudio británico dado a conocer este
lunes. La investigación de las universidades de Cambridge y Aberdeen estimó que
los llamados gases de invernadero como consecuencia de la producción
alimenticia aumentarán en un 80% si el consumo de carne y productos lácteos
sigue incrementándose de su nivel actual.
Los expertos concluyeron
que ese escenario dificultará aún más cumplir con los objetivos mundiales de
limitar las emisiones de dióxido de carbono (Co2) a la atmósfera y reducir el
calentamiento del planeta. El exhorto fue hecho cuando las principales ciudades
del mundo han registrado un "boom" en los restaurantes de
comida rápida y hamburguesas. El estudio subraya que cada vez más consumidores
mundiales adoptan el tipo de alimentación estadounidense, que ha llevado a un
aumento significativo del consumo de carne y productos lácteos. Los
investigadores agregaron que si ello continúa, más y más bosques y zonas
utilizadas para cultivos de granos serán convertidos en tierras para la
ganadería.
La deforestación del
planeta incrementará las emisiones de Co2, y un aumento de la producción de
ganado llevará a una suba en los niveles de metano y fertilizantes que
acelerarán el cambio climático.
La principal investigadora del estudio, Bojana
Bajzelj de la Universidad de Cambridge, afirmó que existen "leyes básicas
de la biofísica que no pueden evadirse". "La eficiencia promedio del
ganado convirtiendo alimentos como el pasto en carne es de menos del 3%, y a
medida que consumimos más carne, más tierras cultivables se convertirán en
zonas de producción de carne para el consumo humano", destacó la experta. "Las
pérdidas en cada una de esas etapas son enormes, y debido a que los humanos
comemos cada vez más y más carne, la conversión de las plantas a los alimentos
se vuelve menos y menos eficiente, llevando a una expansión agrícola y
emitiendo más gases de invernadero.
Las prácticas agrícolas
no son necesariamente el problema, sino nuestra opción de alimentos",
agregó Bajzelj. Los investigadores indicaron que la situación podría mejorar
radicalmente si los granjeros en países en desarrollo fueran ayudados a obtener
el mejor rendimiento posible de sus tierras, si la población mundial aprendiera
a reducir el malgasto de alimentos y se alimentara de forma más saludable. Esos
tres factores de cambio podrían reducir los gases de invernadero del sector
agrícola a niveles registrados en 2009, destacó el estudio.
Los investigadores
británicos especializados en medio ambiente se sumaron también a expertos de la
salud a la hora de pedir por medidas para combatir la pandemia de obesidad,
producto de una alimentación rica en carnes y lácteos. Según las últimas cifras
de Naciones Unidas, la deforestación provoca hasta el 20% de las emisiones de
gases de efecto invernadero en todo el mundo, debido a la tala de gran parte de
los bosques para uso agrícola.
La ONU destacó además que
durante los tres últimos decenios, todas las emisiones de gases de efecto
invernadero aumentaron a una media de 1,6% anual con emisiones de Co2
como consecuencia del uso de los combustibles fósiles que crecieron en 1,9%
anual. El mayor incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero
se ha registrado en el suministro de energía y el transporte por carretera,
siempre de acuerdo a esa organización mundial.
Fuente: El País
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