BRUSELAS | 12 DE SEPTIEMBRE DE 2013
El Parlamento Europeo
aprobó ayer que los biocarburantes clásicos, como el etanol o el biodiésel,
supongan el 6% del consumo para transporte en 2020, un punto por encima de lo
que proponía la Comisión. El objetivo, afirma la Eurocámara, es acelerar la
transición hacia una segunda generación de biocombustibles fabricados con algas
y algunos residuos. Estos reducen la emisión de gases de efecto invernadero que
suponen los biocarburantes clásicos por el uso de tierras de agrícolas para su
producción.
Los biocombustibles clásicos se obtienen a partir de cultivos como
el maíz, la soja o el girasol. La emisión de gases de efecto invernadero que
supone utilizar tierras de cultivo para la producción de estos biocarburantes
es lo que ha provocado, según el Parlamento Europeo, que se quiera limitar al
6% frente al objetivo actual del 10%. En cuanto a la nueva generación de
combustibles producidos a partir de algas y residuos, que tienen un impacto
menor en el medio ambiente, Estrasburgo ha aprobado que sean al menos el 2,5%
de los combustibles que se utilicen en el transporte en 2020.
"El debate
ha sido extremadamente difícil porque los intereses económicos han estado muy
presentes”, ha declarado la ponente de la directiva, la liberal francesa
Corinne Lepage, que considera que el texto aprobado tendrá repercusiones
“económicas y éticas importantes”. En esta línea se ha manifestado también
Andrés Perelló, eurodiputado del PSOE: “Debemos ser conscientes de que los
cultivos alimentarios para biocombustibles, que se están desarrollando de forma
masiva y expansiva, no son inocuos ni para el ser humano ni para el medio
ambiente". Según el parlamentario español, “el afán por producir biocarburantes
convencionales ha comportado fluctuaciones de precios y escasez de alimento
para muchas poblaciones ya castigadas por el hambre".
"No es suficiente" dicen grupos ambientalistas
Sin embargo, diversas
ONG´s han manifestado que lo aprobado por el Parlamento les parece
insuficiente. Para la organización ActionAid, el límite del 6% supone un toque
de atención a la industria de que la política de incentivar a los
biocombustibles se está terminando, pero también se debilita la propuesta de la
Comisión, que quería fijar el límite en el 5%. “Se trata esencialmente de un
voto por más combustible, menos alimentos y más hambre”, ha declarado Laura
Sullivan, abogada de ActionAid, que opina que “los alimentos deben ser para
alimentar a la gente, no para alimentar automóviles”.
Greenpeace denuncia que
la votación ha sido incoherente, porque el límite del 6% está por encima de lo
que se produce a día de hoy, alrededor del 4,5%. Además, desde esta ONG
consideran que los eurodiputados votaron para retrasar las negociaciones entre
las instituciones europeas, lo que les lleva a preguntarse si habrá legislación
antes de las elecciones europeas de mayo de 2014. “El Parlamento quiere que la
UE vaya en dos direcciones opuestas: que reconozca que los biocombustibles
producidos con alimentos destruyen el medio ambiente, pero seguir apoyándolos
política y financieramente” afirma Sebastien Risso, director de políticas sobre
bosques de la organización ecologista.
La ONG Transport & Environment ha
lamentado que los europeos “tengan que seguir pagando durante siete años más por
biocarburantes que contaminan más que los combustibles fósiles a los que
deberían sustituir” ha declarado su gerente, Nusa Urbancic.
Fuente: El
País
No hay comentarios:
Publicar un comentario