ARGENTINA | 5 DE SEPTIEMBRE DE 2013
El uso extendido de
pesticidas y herbicidas ha demostrado que afecta a diversos organismos que no
son los destinatarios originales de esos productos. Por ejemplo, las abejas
melíferas, quienes quedan en un “estado de confusión” cuando realizan su
cotidiana recolección de polen y néctar, y no pueden evitar la visita a
aquellas flores que fueron alcanzadas por las fumigaciones.
Un equipo de
investigadores de Exactas (UBA) determinó cambios en la conducta de estos
insectos sociales como dificultades para reconocer olores y memorizar la
relación entre un olor y un néctar determinado. "Aplicamos la dosis de herbicida que
las mismas empresas y servicios agrícolas recomiendan usar, y trabajamos con
abejas criadas en laboratorio y abejas de colmenas", comenta Walter
Farina, investigador del CONICET y profesor en el Departamento de Biodiversidad
y Biología Experimental de Exactas (UBA).
"Quisimos conocer qué efectos podía tener el
herbicida en variables de las conductas relacionadas con la obtención de
recursos. Encontramos efectos sutiles en la sensibilidad gustativa de abejas
expuestas a dosis mínimas de glifosato y en la forma en que establecían una
asociación entre un olor y una recompensa", explica Farina, cuyo
trabajo fue publicado en Journal of Experimental Biology, junto con Lucila
Herbert (primera autora), el estudiante Diego Vázquez y Andrés Arenas. Hasta el
momento, no había estudios que evaluaran el efecto de herbicidas en un
organismo 'no blanco' como la abeja, y en dosis subletales, es decir,
cantidades que no llegan a provocar la muerte. "Nosotros no trabajamos
con el formulado comercial, que tiene aditivos, sino con el principio activo,
que es el glifosato", detalla Farina.
Afectación del sistema nervioso
Los investigadores
realizaron diferentes experimentos: criaron abejas en laboratorio y también
capturaron individuos en el apiario experimental. Luego, las entrenaron para
buscar un alimento que presentaba trazas de glifosato, y las sometieron a
ensayos de aprendizaje y memoria, o de sensibilidad gustativa. Por último,
cuantificaron lo que ingería cada individuo, su actividad locomotora y la
mortalidad.
"El déficit encontrado no puede explicarse
por un deterioro en el estado general o en problemas de locomoción, que no
muestran diferencias con el grupo control", comenta Farina. De
hecho, las abejas continuaron con sus tareas de recolección y no presentaron
dificultades tampoco en la danza. Según los investigadores, los resultados
sugieren que la exposición al glifosato afecta el sistema nervioso de las
abejas, al actuar en la percepción olfativa y gustativa, así como en la
asociación entre un estímulo y una recompensa. "Esos individuos
necesitaron más eventos de aprendizaje para establecer una memoria",
subraya el especialista.
El investigador Walter Farina |
Ahora surgen numerosos
interrogantes: ¿La combinación de un pesticida con el glifosato puede tener un
efecto sinérgico? Por otra parte, la posibilidad de acumular reservas
contaminadas podría ser una bomba de tiempo. En efecto, a largo plazo podría
poner en riesgo la supervivencia de la colmena, porque, al afectar la
percepción sensorial y la memoria, podría causar problemas en la coordinación
entre los diferentes individuos de esa sociedad. "Puede haber
consecuencias que ahora no es posible determinar".
El equipo está
encarando nuevos estudios para determinar cómo se orientan las abejas en el
campo si han ingerido glifosato. "Es un proyecto que estamos haciendo
en cooperación con Alemania, que requiere trabajar con una tecnología muy avanzada,
por ejemplo, radares armónicos y sensores que se le agregan a la abeja",
concluye Farina.
Fuente: InfoBAE
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