lunes, 31 de diciembre de 2012

Protestas masivas contra la energía nuclear en Alemania



ALEMANIA    27 DE MARZO DE 2011
Más de 210.000 personas salieron a las calles de Alemania para protestar contra el uso de la energía atómica. Las multitudinarias manifestaciones se realizaron en Berlín, Hamburgo, Múnich y Colonia. Sólo en Berlín más de 100.000 personas se unieron a los actos de protesta, según la policía local, lo que supone dos veces más de lo que planeaban los organizadores. Los manifestantes exigían renunciar al uso de la energía nuclear, un tema que se ha puesto muy de actualidad en diferentes países del mundo tras la avería en la central nuclear nipona Fukushima-1, provocada por un terremoto de 9 grados y un posterior tsunami.
Después de la tragedia en Japón, que ha conmovido a la comunidad internacional y ha provocado una ola de protestas contra el uso de la energía nuclear en el mundo, la canciller de Alemania, Angela Merkel, ha decretado una moratoria de tres meses a la ley que autoriza la prolongación de la vida útil de 17 reactores de Alemania, que fue aprobada hace tan sólo unos 4 meses. Además Merkel ordenó detener el funcionamiento de siete centrales nucleares construidas en los años 70. Según algunos analistas e incluso algunos políticos alemanes como, por ejemplo, el ministro de Economía, Reiner Brüderle, este cambio drástico de dirección política no es sino una maniobra realizada por la presión a causa de la cercanía de las elecciones regionales en el Estado federado de Baden-Württemberg, que se celebrarán este domingo.
La bandera del "Atomkraft? Nein, Danke" ("¿Energía atómica? No, gracias"), señal de identidad del ecopacifismo alemán, recuperó así el protagonismo de las grandes movilizaciones de los años 80 y 90, revitalizadas ahora bajo el impacto de la catástrofe de la planta japonesa de Fukushima. La marcha berlinesa iba encabezada por los líderes de los Verdes en el Bundestag (Parlamento federal), Renate Künast y Jürgen Trittin, así como el jefe de la oposición parlamentaria socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier.
Para la oposición roji-verde, la decisión de Merkel de ordenar, tras el accidente en Japón, la desconexión de siete de los 17 reactores alemanes es una reacción de emergencia ante las elecciones que mañana se celebran en los estados de Baden-Württemberg y Renania-Palatinado (sur y oeste del país, respectivamente). Los líderes de esas formaciones, secundados por las decenas de miles de manifestantes concentrados, exigieron una acción más contundente y sin marcha atrás, sustentados en la alarma radiactiva desatada en Japón.
"Fukushima dio la alerta: ¡Cierre inmediato de todas las centrales!", era la consigna de la convocatoria simultánea en todo el país, durante la cual se guardó un minuto de silencio por las víctimas del sismo japonés. Se trataba de la tercera semana consecutiva en que se convocaban marchas antinucleares, tras el terremoto de Japón y los sucesivos accidentes en las plantas nucleares niponas, y la que concentró un mayor número de asistentes.
Merkel, quien pocos días después de la catástrofe en Japón ordenó la desconexión de siete reactores y dio marcha atrás a su decisión de prolongar la vida de las centrales, adoptada unos meses atrás, rechazó, en un mitin en Renania-Palatinado, que tal proceder obedezca a intereses electoralistas. "Con o sin campaña electoral: ningún ser sensato ignoraría lo ocurrido en Japón", afirmó Merkel, para ratificar su propósito de someter a revisión la seguridad de todas las plantas alemanas e invitar a que ello se extienda a todo el ámbito de la UE.
Las palabras de Merkel se producen después de que uno de sus ministros, el de Economía, Rainer Brüderle, tratara de tranquilizar los ánimos de la gran industria y dijera, ante un ámbito reducido, que la moratoria obedece a cuestiones electorales. Las palabras del ministro, posteriormente desmentidas, han puesto en tela de juicio la credibilidad de Merkel, quien en plena alarma dejó en suspenso, por tres meses, la prolongación de la vida de las centrales recientemente aprobada por su gobierno y defendida, hasta ahora, como imprescindible por razones de suministro energético.


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