domingo, 4 de noviembre de 2012

San Fermin y los Toros


Por: José Alonso Sanchez*
“Ved, yo voy a establecer mi alianza con vosotros
y con vuestra descendencia después de vosotros;
y con todo ser viviente que está con vosotros,
aves, ganados y fieras de la tierra…”
(Génesis 9,9-10)
ESPAÑA  19 DE SEPTIEMBRE DE 2009
Cualquiera que se guíe exclusivamente por las informaciones de los medios de comunicación social, y la vinculación de la imagen de San Fermín al mundo de los toros, podría pensar que éste fue un afamado torero o corredor en encierros de toros. Nada más lejos de la realidad. 
San Fermín nació en Pamplona el año 272, siglos antes de que existieran encierros o corridas de toros. Hijo de un cargo público del Imperio Romano, se convirtió a Cristo por la predicación de San Honesto, y viajó a Amiens (Francia) para su evangelización. Allí cumplió su misión hasta los 31 años, edad que tenía cuando fue ejecutado por decapitación al negarse al requerimiento de las autoridades del Imperio para que dejara de evangelizar. 
Por eso, cuando vemos esas carreras desaforadas de miles de personas delante los toros, que se juegan la integridad física y la vida durante unos minutos dramáticos, hay que preguntarse: ¿qué tiene que ver esto con San Fermín o con la Iglesia? Porque si cualquiera de nosotros pretendiera organizar algo parecido en nuestra ciudad, o arrojar una cabra desde la azotea de nuestra casa, tendría un problema con el Seprona. Pero parece que la cosa no es tan grave e incluso deseable si estos actos deshumanizadores se realizan invocando a algún santo o a la Virgen, y la cabra se tira desde el campanario de una Iglesia. 
Resulta desalentador que tantas “fiestas” de este tipo tengan la cobertura de instituciones o personas representativas de la Iglesia, o que tengan sustento en el silencio cómplice y tolerante de quienes, por su compromiso, más obligación tienen de oponerse a estas prácticas; que la labor evangelizadora ceda a los intereses crematísticos del turismo de la violencia, y sobre todo, que el testimonio de los que dieron su vida por Cristo y el Evangelio, se solape por una utilización espuria de sus imágenes o símbolos.

* Cristiano Católico
Fuente: Diario Melilla Hoy
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