domingo, 19 de mayo de 2013

Dios y Nínive, animales y hombres



Por: Jaime Fernández Garrido
ESPAÑA | 17 DE MAYO DE 2013
A la conocida actriz Marilyn Monroe, casi siempre se la veía con un perro de compañía. “Me gustan los animales, cuando hablas con un perro, nunca dice que te calles, saben escuchar”, dijo una vez. 
En mi tierra, Galicia, se conoce la historia de un perro llamado “Calcetines” que permaneció años enteros dentro de un cementerio porque había visto como a su dueño le dejaban allí… Sólo la bondad de algunas personas del pueblo posibilitó que no muriese de hambre, porque le traían comida todos los días, viendo que el perro no abandonaba a su dueño incluso después de muerto. 
Muchas cosas tendríamos que aprender de la fidelidad y la amistad de algunos animales. De vez en cuando deberíamos darnos una vuelta por la sensibilidad de la naturaleza para comprobar la delicadeza con la que Dios trata a sus criaturas. Dios ama a los animales, y se preocupa cuando nosotros somos crueles con ellos. Ya sé que es complicado hablar de esto, cuando miles de niños mueren de hambre, y muchos mayores sufren la crueldad de muchas guerras... pero ¿no crees que dentro de nuestra culpa va el habernos olvidado del cariño con el que deberíamos tratarnos unos a otros? 
Observa el ejemplo del Creador intentando enseñarnos que el amor debe ser la fuente de todas nuestras acciones. Y de la misma manera y con la misma amabilidad que nos tratamos a nosotros mismos (la mayoría de las veces) debemos tratar a todos los demás, a los animales y a toda la naturaleza. 
Es más, la Biblia narra la historia de una ciudad corrupta hasta la médula, y llena de violencia y odio a la que Dios perdonó por haberse dado cuenta de su propia destrucción y miseria. Y nos impresiona escuchar el razonamiento del Creador después de haber aplicado el perdón: "¿No he de tener piedad yo de Ninive, la gran ciudad, en la que más de ciento veinte mil personas no saben distinguir entre su derecha y su izquierda (niños) y también muchos animales?" (Jonás 4:11). 
Si, Dios se preocupa de los niños, de los animales, y de la naturaleza que creó para que nosotros aprendiésemos a disfrutar de ella. Sin embargo, nosotros hemos aprendido a destruir, matar, odiar… Incluso hay personas a las que les encanta hacer sufrir a los animales y pagan por verlo. ¡Cuánto necesitamos volver a nuestra relación con el Creador! ¡Qué importante sería que el mundo entero aprendiese las lecciones de amor que Dios nos ha enseñado, en su palabra y con Su propio comportamiento! 
Por favor, no seas cruel. Con nadie. Ni siquiera con los animales... "El justo sabe que sus animales sienten" (Proverbios 12:10).

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