miércoles, 2 de abril de 2014

Tribunal Internacional falla en contra de Japón por cacería de ballenas


LA HAYA |  31 DE MARZO DE 2014
Los jueces de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) han dictaminado este lunes que la pesca de ballenas por parte de Japón no tiene fines científicos y han prohibido la concesión de nuevos permisos. Los jueces han decidido por 12 votos contra 4 revocar los permisos para la caza de estos cetáceos en aguas del océano Antártico en una decisión contra la que no cabe recurso.
"El tribunal concluye que los permisos especiales concedidos a Japón para matar, capturar y comerciar con ballenas en el marco del (acuerdo) JARPA II no tienen fines científicos", señala el veredicto, firmado por el presidente del tribunal, Peter Tomka. Por ello, Japón debe cesar la caza de ballenas "con efecto inmediato" y revocar todas las licencias actuales, informan medios neozelandeses y japoneses.
Los magistrados estimaron que si bien el programa de investigación nipón contiene "objetivos científicos", su puesta en práctica se ha hecho de una manera "poco transparente". Esa falta de transparencia se aplicó especialmente en la elección del tamaño de las muestras de cetáceos, que incluyen, por temporada, la caza de 850 ejemplares de rorcual aliblanco, 50 de ballena jorobada y 50 de rorcual común, expusieron los magistrados.
Japón no ha podido "explicar" las razones por las que aumentó el tamaño de la muestra respecto a la primera fase de su programa científico, ni por qué incluyó otras dos especies de cetáceos en el mismo, añadieron. "La medida no es razonable en relación a la consecución de los objetivos", concluyeron los jueces en su fallo.
Califican la decisión como “histórica”

"Es una decisión verdaderamente histórica". Así lo señala Peter Garrett, ex ministro del medio ambiente australiano, quien dio a conocer su opinión sobre el dictamen de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, que ordenó revocar a Japón los permisos de caza de ballenas en la Antártica. Esto significa "que la caza científica de ballenas no existe", agregó Garrett a través de la cadena australiana ABC, y "que no vamos a ver más arpones en el océano antártico (...) estoy encantado".
En tanto, Bob Brown, el fundador de Verdes en Australia, señaló también a la cadena de televisión que esta victoria es "enorme como una ballena", agregando que "todos los australianos pueden sentirse orgullosos". Por su parte, Claire Bass, de la Sociedad Mundial por la Protección de los Animales (WSPA), dijo que "esta decisión envía un mensaje claro a los gobiernos de todo el mundo: la explotación de animales no se va a tolerar más, y los animales tienen que ser protegidos al más alto nivel".
La denuncia interpuesta
Australia y Nueva Zelanda impulsaron la denuncia contra Japón en los tribunales internacionales porque consideraban que Tokio estaba explotando una laguna legal del JARPA II con la excusa de la investigación científica. La denuncia fue interpuesta en 2010, cuando Australia y Nueva Zelanda denunciaron que el programa de caza de ballenas tenía únicamente fines comerciales. Japón, por su parte, cuestionaba la legitimidad del tribunal para decidir qué es y qué no es ciencia.
El ministro de Asuntos Exteriores neozelandés, Murray McCully, reconocía que se trataba de un caso complejo. "Lo importante para nosotros es si hay un camino para poner fin a la caza de ballenas en el océano del sur desde la perspectiva japonesa y eso es lo que esperamos que se recoja en la decisión judicial", dijo antes de conocerse la sentencia en declaraciones a la televisión neozelandesa One News.
“Acatará”, pero “no descarta” futuros planes
Ante la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), de prohibir a Japón la caza de ballenas en el océano Antártico, el Gobierno japonés dijo que estudia cuidadosamente el fallo de este organismo y aunque acatará la decisión, dejó la puerta abierta a futuros programas. "Las ballenas son una importante fuente de alimentación, como cualquier otra especie marina. Japón mantiene su posición para continuar usándolas de una manera sostenible y con fines científicos", aseguró el ministro nipón de pesca, Yoshimasa Hayashi.
Ese país ha mantenido hasta ahora dos programas de captura de ballenas con fines científicos en el océano Antártico y el Pacífico Norte, además de la pesca comercial de especies más pequeñas de cetáceos y delfines en sus costas. De ese modo, Hayashi no descartó ayer, 1 de abril de 2104, la posibilidad de que Japón proponga un nuevo programa científico, cuyas características difieran de las actuales, para pescar en la Antártida.
Desde 1987, en este país se ha capturado a alrededor de 400 ballenas cada año en el océano Antártico, según los datos de la Agencia nipona de Pesca. Así mismo, en el 2005 los balleneros capturaron un total de 853 ballenas ese año y 679 durante el 2008. Sin embargo, sus capturas anuales se desplomaron hasta 103 en el 2012, según el Gobierno nipón, por las actividades de grupos ecologistas contrarios a la caza de esta especie. Tokio ha asegurado que su programa de caza de ballenas en la Antártida perseguía, entre otros fines, un control permanente del ecosistema y de la población de esos cetáceos, lo que le permitió llevar a cabo esta práctica con el permiso de la comisión ballenera. Tras conocerse la sentencia, la delegación nipona en La Haya dijo que aunque Japón está decepcionado y lamenta el fallo, lo acepta porque tiene la obligación de cumplirlo, ya que es vinculante".
Congratulación de ambientalistas
El Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW, por su sigla en inglés) se congratuló hoy por el fallo de la CIJ y uno de los directivos de esa ONG, Patrick Ramage, instó a "Japón, Noruega e Islanda, los tres países que aún cazan ballenas con propósitos comerciales, a aceptar que ello no puede ocurrir en el siglo XXI y a que cumplan la sentencia de hoy". "El mercado de la carne de ballena en esos tres países está en caída libre. Ha llegado el momento para que se unan al resto de la comunidad internacional y (los tres) abandonen una industria obsoleta y poco rentable", agregó Ramage en un comunicado.
La caza de ballenas está prohibida a nivel internacional desde 1986, pero países como Noruega, Islandia y otros países continúan practicándola a pequeña escala, mientras que Japón se amparó en una normativa de la década de 1940 para seguir con esta actividad. En los últimos 20 años unas 10.000 ballenas han muerto a manos de los balleneros japoneses supuestamente para fomentar la investigación sobre estos cetáceos. La demanda de carne de ballena en Japón ha descendido drásticamente entre 1962 y 2009, y el número de toneladas para consumo ha pasado de 230.000 a 4.200 en ese periodo.

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