BARCELONA | 17 DE ENERO DE 2014
La estructura en forma de
V y el aleteo sincronizado que caracteriza a diversas aves cuando vuelan en
migración, en ocasiones de una precisión extraordinaria, es una herramienta que
les ayuda a hacer el viaje más llevadero. Así lo ha confirmado un estudio que
ha analizado un conjunto de 14 ibis eremitas (Geronticus eremita), una
gran zancuda de pico largo y curvo, que fueron equipados con un geolocalizador
y un sensor del aleteo.
La hipótesis de que las
aves, especialmente las especies de gran tamaño como los gansos, vuelan en
forma de V por motivos de aerodinámica no es nueva y está avalada por
simulaciones informáticas, pero ahora se aportan pruebas irrefutables con aves
en libertad.
El estudio, cuyos
detalles se han publicado en la revista Nature, lo han realizado investigadores
de las universidades de Londres y Oxford (Reino Unido), Washington (EEUU) y
Humboldt (Australia), así como el proyecto de conservación Waldrapp (Austria).
De Viena a la Toscana
Las aves fueron
analizadas en un trayecto entre el zoo de Viena (Austria), donde habían nacido,
y la Toscana (Italia). Previamente habían sido entrenadas para seguir a un
ultraligero como parte de un programa de conservación. El estudio grabó la
posición de las aves, su velocidad, rumbo y cada aleteo durante un período de
43 minutos.
Cuando un ave vuela, deja
una estela que 'empuja' a los individuos que se sitúan ligeramente detrás y al
lado. Cuando muchas aves lo mismo, forman automáticamente una V. Todo ello les
permite ahorrar energía, como se puede comprobar en la frecuencia cardiaca de
las aves. Aparentemente también parecen sincronizar el momento en que aletean,
lo que les permite aprovechar esa corriente al hacer que la punta de su ala
siga la misma trayectoria en el aire del ave que va delante. Es como un carro
siguiendo a otro en una montaña rusa.
Predecir las turbulencias
Los individuos que vuelan
de esta forma en grupo a menudo cambian su posición y alteran el momento de su
aleteo para conseguir la mejor ventaja aerodinámica posible. "Al volar en
formación en V –detrás y al lado del ave precedente–, las que que van detrás
agitan sus alas en fase, lo que les permite tener un impulso extra",
explica el estudio. Por el contrario, aquellas aves que vuelan directamente
detrás de la más adelantada baten sus alas fuera de fase, lo que minimiza los
efectos de la corriente descendente en detrimento de las alas del líder.
"Estos hallazgos
indican que las aves tienen una notable capacidad de sentir y predecir los
patrones de las turbulencias del aire causadas por multitud de compañeros
cercanos", apunta la investigación.
Fuente: El
Periódico.com
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