martes, 19 de febrero de 2013

Derechos de los animales



Por: Alejandra Vargas
Periodista
COSTA RICA |  19 DE FEBRERO DE 2013
Si algo he entendido esta semana es que nosotros –como seres humanos– no dejamos de ser animales y, sin duda, hay otras especies que pueden ser más inteligentes y más solidarias que la nuestra. No se ofendan, que no lo dije como insulto aunque admito que espero que, a partir de este comentario, reflexionemos y reaccionemos.
Poco del conocimiento científico que tenemos hoy día no habría sido posible sin el estudio de otras especies con las que compartimos el planeta. Los calamares, por ejemplo, han sido empleados para conocer el sistema nervioso de los seres vivos y su comprensión ha ayudado en el desarrollo de terapias contra males como la esclerosis. De igual forma, los cerdos han sido empleados en infinidad de sitios para aprender más sobre el funcionamiento del cuerpo y para practicar transplantes de órganos. A partir del estudio de los primates, como los chimpancés y bonobos, hemos podido aprender sobre el comportamiento y la socialización de los seres humanos.
Gracias a eso, hoy sabemos que los chimpacés tienen incluso capacidades cognitivas mejores que los seres humanos y una memoria prodigiosa. Un ejercicio hecho por Tetsuro Matsuzawa de la Universidad de Kioto mostró como, tras enseñarles una secuencia de numero en una pantalla ‘touch’ y luego ‘voltear’ el número como si fuera una carta, ellos eran capaces de recordar dónde estaban todos los números en orden descendente (de 15 a 0) en cuestión de segundos. “No hagan eso en sus casas. Ustedes no podrían. Lo hemos probado con estudiantes de doctorado y no lo logran”, dijo el científico.
Los estudios en primates también han demostrado su capacidad para apoyar a otros o pedir ayudar a un tercero para completar una tarea, explicó Victoria Wobber de la Universidad de Harvard. Sin embargo, y los científicos coinciden en esto, estos animales son vulnerables. “Si son tan vulnerables y tan ‘humanos’, ¿por qué no tratarlos como tal?”, refutó el psiquiatra Martin Brune del Hospital Universitario Bochum. Es que estos animales también tienen miedos. “Los animales que han pasado por laboratorios experimentan traumas como los que sufre un paciente que vino de la guerra”, afirmó Brune.
Hay más, el daño lo producimos en la tierra, en el aire y en el agua también. ¿Alguna vez se les ocurrió que, además de quitarles la comida, les contaminamos el agua con plástico y químicos? En el caso de los delfines, muchos barcos los asustan y provocan que estos salgan del agua de pronto sin que hayan tenido tiempo para descompresionar, causándoles precisamente el mal de los buzos que puede derivar en padecimiento físicos. Urge detenerse a pensar y actuar ya.
¿Usted qué va a hacer al respecto?
Fuente: La Nación

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