jueves, 13 de diciembre de 2012

Gracias, Cataluña



Por: Juan López de Uralde
Ecologista
ESPAÑA   29 DE JULIO DE 2010
Hay muchas lecciones que extraer de la decisión del Parlament, y todas positivas. La primera y más importante es que una comunidad decide cortar por la sano con las corridas de toros. Aplaudo la decisión porque a estas alturas del siglo XXI no hay nada que pueda justificar el sufrimiento animal con el mero objetivo de divertir y entretener a las masas. Las sociedades van evolucionando. Hay un aumento progresivo de la conciencia ciudadana en lo referente a los derechos del resto de los seres vivos con los que compartimos el mundo. Cada vez somos más conscientes de que no estamos solos como especie, y por eso somos más sensibles al sufrimiento innecesario de los otros seres vivos. 
En algunos países tienen la terrible costumbre de masacrar a ballenas y delfines en una ceremonia de mayoría de edad de los jóvenes. También sus defensores justifican este baño de sangre animal con la excusa de la costumbre y la tradición. Ese argumento puede servir lo mismo para los toros que para justificar la ablación o incluso la esclavitud. Cataluña no será la única comunidad en la que iniciativas de este tipo tengan cabida. De hecho, la primera en prohibir los toros fue Canarias a propuesta, precisamente, del Partido Popular, que hoy parece tan ofendido. El contexto político catalán, inmerso en pleno debate de la sentencia del Constitucional sobre el Estatut, ha llevado a algunos malintencionados a ver perversos objetivos políticos en la decisión. Hacen mal en llevar a ese terreno un debate fundamentalmente ético sobre el trato que damos a los seres vivos. A la Asamblea de Madrid ha llegado una Iniciativa Legislativa Popular antitaurina, avalada por 50.000 firmas. Pero el Partido Popular se niega a debatirla. ¡Menudo ejemplo de comportamiento democrático! 
El debate que se produjo en el Parlamento catalán fue profundo, largo y documentado. El Parlament ha votado con toda la información. Y en todo caso es una decisión democrática que debe respetarse. La votación se ha producido con libertad de voto en algunos partidos. Si no la hubiera habido, seguramente el resultado final habría sido otro, lo cual nos lleva a valorar la necesidad de que los parlamentarios voten siempre en conciencia y no siguiendo las ordenes de sus partidos. 
En definitiva, una decisión sabia e inapelable, con un ganador claro: el movimiento de defensa de los derechos de los animales. Y un mensaje: el sufrimiento animal para la diversión tiene los días contados. 
Gracias, Cataluña.

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