lunes, 3 de diciembre de 2012

Deshielos permiten inédito recorrido de velero por el Artico



PERÚ    2 DE DICIEMBRE DE 2012
Roald Amundsen alcanzó reconocimiento global en 1912, cuando se transformó en el primer humano en pisar el polo sur. Sin embargo, una década antes, fue el primer hombre en conectar por barco el océano Atlántico y el Pacífico bordeando Norteamérica a través del océano Artico, una ruta bautizada Paso del Noroeste. Aunque el noruego confirmó la viabilidad marítima del trayecto, por más de un siglo la ruta sólo ha sido cubierta ocasionalmente por rompehielos, debido a la gran cantidad de agua congelada, la que hace imposible la navegación de embarcaciones que no cuenten con un blindaje para romper la banquisa.
Sin embargo, debido al calentamiento global, los hielos árticos han sufrido un notorio retroceso y adelgazamiento, lo que ha posibilitado ocasionales cruces marítimos. Como una manera de alertar sobre este fenómeno, dos canadienses y un noruego lograron por primera vez en noviembre pasado cruzar el Paso del Noroeste en un pequeño velero y siguiendo un inédito trayecto. “Hemos planificado este viaje por muchos años, para ver el ritmo de la declinación de la capa del hielo polar. Decidimos cubrir la ruta en este velero para mostrar una prueba muy visible del cambio climático”, dice el noruego Edvin Buregren a La Tercera, quien hizo la travesía junto a los hermanos canadienses Nicolas y Morgan Nicolas Peissel. Los aventureros comenzaron su travesía, la que llamaron Un pasadizo a través del hielo (A Passage through Ice), en agosto pasado en Canadá (aunque antes cubrieron la ruta Suecia-Groenlandia-Canadá a modo de ensayo) y sólo lo completaron a principios de noviembre, cuando arribaron a Alaska.
Embarcación eólica
En su travesía usaron un velero de fibra de vidrio de nueve metros de largo bautizado Belzebub II a través del estrecho de McClure, la ruta más al norte del Paso del Noroeste, la primera vez que una embarcación eólica usa este trayecto y la que antes sólo había sido completada por un rompehielos ruso en 1991. Según Buregren, se trató de un trayecto complejo, pues es “casi imposible predecir los movimientos del hielo y la ruta podía convertirse rápidamente en una trampa de graves consecuencias”. Según Buregren, a lo largo del recorrido pudieron constatar los efectos del cambio climático. “Es muy triste que el hielo podría desaparecer en pocos años”, reflexiona.
Según el Centro de Información de Hielos de EE.UU., en las dos primeras semanas de agosto los niveles de hielo en el Artico fueron los más bajos desde 2007 y según el Centro de Información Climática de EE.UU., sólo entre 2005 y 2007, la cubierta de hielo ártico disminuyó 4,8 millones de km2, descenso que incluso permitió que la zona fuera usada por barcos comerciales. Buregren tiene la esperanza que su aventura haya servido para sensibilizar a la gente sobre lo delicado de la situación. Asegura, que pese a los peligros, volvería a hacer la travesía. Sin embargo, espera que nunca más un velero pueda cruzar el Artico. Significará que los hielos han regresado.
Fuente: La Tercera

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